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¡Mamá, papá, tengo miedo!

El miedo es una emoción común tanto en adultos como en niños y tiene que ver con el hecho de sentir que algo es una amenaza (tanto si es real como si no). Es habitual que los niños tengan más miedo y que poco a poco a medida que van creciendo, vaya disminuyendo.

Pero, ¿es bueno o es malo? ¿Cómo podemos hacer que se pase?

Es una emoción necesaria, tanto para el desarrollo de los niños, como en la vida de los adultos (de hecho gracias al miedo hemos sobrevivido desde nuestros antepasados prehistóricos hasta la fecha).

¿Cuándo se puede considerar negativa? Cuando nos paraliza, no nos deja avanzar o actuar.

¿Cómo la podemos observar? Tanto en adultos como en los niños, cuando detectamos conductas de evitación: “no quiero ir a tal sitio”,”no quiero hacer esto o lo otro”, cuando  vemos que hay inquietud, “hipervigilancia”, cuando se piensa en lo peor y aparece una gran preocupación por no poder afrontarlo. Cuando aparecen mareos, dolores de barriga, dolores de cabeza, los músculos se tensan, incluso aparecen sudores…

¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos (niños y adolescentes) para que controlen y superen sus miedos  y, de paso, aplicarnos el cuento?.

Especialmente con los niños, debemos buscar el espacio adecuado y dejar tiempo para que pueda explicarnos sus preocupaciones. Escuchar con atención, generarle confianza, transmitirle seguridad y ofrecerle todo nuestro afecto. Al hablar de ello, pierde un poco de fuerza el elemento amenazante, y, a veces, surgen recursos de manera natural para afrontar la situación

Es muy importante no avergonzarle por el motivo de su miedo (sea real o imaginario). Al contrario, es importante explicarle que tú también tienes miedo a veces, es decir, que todo el mundo tiene miedo a veces… Es básico hacerle comprender que es una emoción muy normal.

Cuando son pequeños, ayudarles a distinguir entre lo que son miedos reales (la oscuridad, ruidos fuertes −como un trueno−, animales, situaciones concretas como es quedarse solo o alejarse de los padres, etc.) y los miedos sobre cosas imaginarias (monstruos, brujas, fantasmas…). La manera de enfrentarse a unos y otros puede ser diferente…

Les podemos pedir que intenten hacer solos aquello que les da miedo y si les cuesta les acompañamos para que vean que no pasa nada. Hay que recompensar su esfuerzo felicitándoles, tanto si logran vencer el miedo como si no, reconociendo siempre el valor de su intento.

En cualquier caso, es necesario intentar no sobreprotegerle para que sea él mismo quien se enfrente a la situación que le provoca miedo. En el caso de los niños, a veces se necesitan recursos suplementarios que se puedan comprender mejor,  en según qué tipo de conversaciones.

La fundación FAROS de Sant Joan de Déu ha realizado un trabajo muy interesante sobre las emociones y los niños y nos ofrece recursos y consejos como:

  • Para niños que tienen muchos miedos, buscar con ellos fotos, dibujos, etc. de las cosas que les provocan miedo; estas se ponen en una bolsa o caja y, de vez en cuando, se van revisando y se  rompen aquellas que ya están superadas.

  • Inventarse cuentos que hablen sobre el tema y ofrezcan recursos y soluciones.
    En www.tonitina.com encontraréis un cuento para niños pequeños que habla del miedo. Aunque eres tú  quien tienes los recursos necesarios para crear vuestras propias historias. Pruébalo, verás que divertido resulta.

  • Inventar juegos que le distraigan de la situación amenazante. Por ejemplo jugar a las sombras chinas en la oscuridad o explicar historias divertidas con poca luz  (cuando el miedo es la oscuridad).

  • Dibujar la situación o la cosa que da miedo y luego pedir que hagan otro dibujo en que eso ha cambiado o ha desaparecido. Por ejemplo dibuja el monstruo que te da miedo y después dibújalo haciendo tonterías o lleno de colores o …

  • Si se produce algún momento de nerviosismo ayúdale a  tranquilizarse haciendo respiraciones lentas y profundas para que se equilibre y se relaje.

También podéis hacer una escala o un termómetro del 1 al 10 y mesurar el grado de miedo para poder comprobar como, poco a poco y a medida que se habla de la situación y se intenta resolverla de una forma u otra, el grado de miedo va bajando.

Cuanto más se habla de ello, más pequeño se hace…

Y tú, ¿de qué tienes miedo?

Te dejo un video  para ti que a mí me resulta muy inspirador:

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